¿EL SER MAESTRO, UN APOSTOLADO?

 

Rafael David Cuello Ramírez[1]

“Ningún maestro suplanta al ideal de cada uno. El único válido es el que te encuentra a ti, no tú a él, y te lleva donde tú debas ir y no hacia donde él quiera”[2]

He ahí una sencilla pero profunda conceptualización sobre lo que es ser maestro. Al decir del escritor español Antonio Gala, los educadores por vocación guiamos, orientamos, corregimos, señalamos caminos y senderos; los docentes, además de trabajar lo anterior, también jugamos un rol en la sociedad, contribuimos a tener una vida digna y justa; no solamente somos portadores de saber pedagógico, sino también constructores y productores de conocimiento histórico, sociológico, político y lógicamente, pedagógico.

Definitivamente ser maestro en Colombia, es ser mucho más y jugar incontables roles, no tiene ni se circunscribe a un deber único, se ha decantado que para ser un buen educador, tenemos que ser diversos, dinámicos, líderes y, precisamente allí es determinante eso que se denomina vocación, ética y responsabilidad.

Nadie que conozca un poco de la historia de la educación pública y la profesión de maestro podría desconocer que a pesar de todas las adversidades fue, es y será una labor noble, sincera, de entrega total, responsable, ética y moralmente dignificante, aunque mal paga y poco reconocida en su justa dimensión.

Los maestros hasta hace poco en el tiempo, éramos todo en el espacio territorial circunvecino de la escuela; desempeñábamos el rol de consejero, abogado que dirime pleitos, cura, casamentero, autoridad civil y política, en fin, jugábamos muchos y variados papeles acorde con las circunstancias. Lastimosamente jamás el Estado y los gobiernos de turno -dado su talante- se ha dignado reconocer que quien lo ha representado en los lugares más recónditos de la geografía patria, ha sido un educador, no lo ha simbolizado ni el ejército, el policía, el juez, el personero, el procurador, el contralor, el fiscal, el edil, el concejal, el alcalde, el diputado, el gobernador o el parlamentario; siempre, en esos apartados, inhóspitos y peligrosos sitios, quien llega, se mantiene, asienta y asume la responsabilidad asignada, es el MAESTRO!

Es más, quien lo que es hoy, el conocimiento y la formación que posee se la debe a un profesor, cosa diferente es que haya y/o encontremos “personajes” que no solo desconozcan esa verdad de Perogrullo, sino que, incluso renieguen, deshonren, insulten y macarticen a los maestros.

¿O acaso no nos han señalado y acusado de “adoctrinar” a los niños y jóvenes? ¡Qué abuso, qué ignorancia y “mala leche”!

A pesar que el artículo 77 de la Ley 115 de 1994 o Ley General de la Educación establece la Autonomía escolar, precisamente uno de los asuntos cardinales existentes hoy en la educación y la sociedad colombiana, es que los educadores no entendieron la dimensión y alcance de dicho concepto. De lo contrario, en el entendido que Colombia es un país de regiones y dado el precepto conceptual del artículo en comento, hubiésemos ajustado el currículo, el PEI, las áreas, las asignaturas, los métodos de enseñanza y las actividades formativas, culturales y deportivas, dentro de estos lineamientos y teniendo de presente las vivencias y existencias de la región y, de seguro, hoy estaríamos en otra contexto, ¡claro que aún estamos a tiempo de hacerlo!

Los docentes requerimos avanzar y adquirir más responsabilidades, un poco más de conciencia ciudadana, autonomía y compromiso con lo que entraña y responde la educación pública; sin la necesidad de “adoctrinar”, precisamos jugar el rol que nos asigna y demanda la sociedad, en tanto y por cuanto los maestros somos seres sentipensantes, propositivos, ilustradores, faros que guiamos e iluminamos caminos, formadores y forjadores de ciudadanos éticos, democráticos, responsables, morales, que fraguan la dignidad de la persona y la vida, estudiosos, críticos, soberanos e independientes;!he ahí de donde deviene la deuda que aún tenemos los maestros con nuestro país!

LA EDUCACIÓN Y LOS EDUCADORES EN MEDIO DE LA PANDEMIA

Debería estar bien claro que la incapacidad e ineptitud del gobierno nacional son los responsables del grado de proliferación de la pandemia del Coronavirus y el voluminoso número de contagiados y fallecidos. El presidente Duque y su gobierno, fiel a su ideología y a quienes representa, ha legislado a favor de ellos. Nadie puede exigirle a un pueblo que se encierre en sus casas en cuarentena y no se acompaña tal solicitud con ayudas económicas periódicas -Renta Básica de Emergencia- que les permitan a los más desprotegidos “amainar el temporal” y contar con unos mínimos recursos para sobrevivir; en su defecto, el Presidente de la República lo que hizo fue “ayudar con decenas de billones de pesos a la banca, a los ricos, a los suyos” y allí están los resultados a la vista.

Mientras esto sucede como algo normal y natural –sin ningún control político de parte del Congreso o constitucional de la Corte o la protesta ciudadana-, la pandemia se encargó de destapar lo que se sabía a gritos: Después de 30 años de experimentación del modelo neoliberal, este ha colapsado y fracasado las focalizaciones implementadas como política social y a este respecto, los datos no mientes. La tasa global de participación se ubicó en 57,4%, lo que representó una reducción de 6,1 puntos porcentuales frente a junio del 2019 (63,5%), la tasa de ocupación fue 46,1%, presentando una disminución de 11,4 puntos porcentuales respecto al mismo mes del 2019 (57,5%) y Para el mes de junio de 2020, la tasa de desempleo del total nacional fue 19,8%, lo que significó un aumento de 10,4 puntos porcentuales frente al mismo mes del año anterior (9.4%)[3] y un volumen de 300.000 personas en teletrabajo en el 2019 que ascendió estrepitosamente a 3.000.000 en el 2020 y todo, como es ya normal, ante la mirada impávida del Gobierno de Iván Duque.

En materia educativa, se ha iniciado el segundo semestre con la modalidad de la mal llamada “Educación en casa”, y la catalogamos con ese adjetivo por cuanto se supone y entiende que uno de los propósitos  de la Directiva Ministerial del 11 de mayo de 2020, consistía en orientar a las autoridades territoriales certificadas para aprovechar los meses de junio-julio y hacer las inversiones correspondientes, adecuar las Instituciones Educativas con los nuevos requerimientos infraestructurales y de bioseguridad que demandaba la pandemia y la “novedosa modalidad de alternancia”.

La realidad “monda y lironda”, pues que ningún ente territorial hizo nada en tanto y por cuanto el MEN tampoco envió los recursos requeridos para tal efecto; conclusión, los educadores continúan con la misma línea del primer semestre, es decir “educación en casa” a pesar que el gobierno nacional sigue desconociendo lo preceptuado en el artículo 54 de la Carta Política: “Es obligación del Estado y de los empleadores ofrecer formación y habilitación profesional y técnica a quienes lo requieran…”.

 

De acuerdo con lo expresado por el Ministerio de Educación, “34 de las 96 secretarías de Educación locales del país están autorizadas para aplicar la alternancia. Este retorno se dará en unas instituciones y en los municipios no Covid y de bajo Covid. El Fondo para la Emergencia girará 92.000 millones de pesos para adecuaciones físicas de los colegios”[4].

La pregunta obligada según este reporte del periódico El Tiempo es ¿Estos dineros para adecuaciones son para el regreso a clases en que semestre de que año?

Todo en el contexto que aproximadamente el 93.4%[5] del territorio nacional tiene una precaria conectividad (la información sobre las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en los colegios públicos es bien baja: el 62,6% de las sedes urbanas y el 73% de las rurales no tenían conexión a internet, el 62% no cuenta con aparatos de  televisión y el 7% no tiene electricidad)[6], que muchos de nuestros alumnos no tienen ni la más mínima posibilidad de acceder a una computadora, Tablet o celular y sobre todo acceso a internet.  Pero a pesar de esas adversidades y que los maestros colombianos muy poca preparación y capacitación tienen en educación virtual y telemática (El MEN ni invirtió ni aun ha invertido en este tipo de formación), ello nunca fue obstáculo para que se hiciera el esfuerzo e intentarlo y frente a la imposibilidad de la educación presencial, asumieran la responsabilidad (VOCACIÓN) y con los mismos desafíos, aunque no las mismas posibilidades, a lo largo y ancho de todo el país continúan, creativa y solidariamente, poniendo en práctica formas distintas de educar; la meta, ser fieles a esa vocación de MAESTRO, no importan las dificultades y limitaciones e incluso a costa del sacrificio del tiempo de la familia y su propia salud.

En este duro aprendizaje, los maestros seguiremos adelante con nuestras responsabilidades. Señores padres de familia, estudiantes, comunidad educativa, nunca duden de ello, a la educación pública conjuntamente la defenderemos. Esta pandemia pasará y tendremos que extraer las tajantes y dolorosas lecciones que nos deja: Colombia y los colombianos nos merecemos un gobierno democrático, que defienda la paz, la soberanía nacional, que desarrolle programáticamente, la equidad, la justicia social, apruebe la Renta Básica de Emergencia y avance hacía un Estado de Bienestar.

P.D. ¿Señor Contralor General de la República, los colombianos podemos conocer los datos correspondientes a los dineros del PAE girados en el primer semestre de 2020 a cada ente territorial certificado y su uso?



[1] Coordinador Nacional del Movimiento de Integración Democrática -MID- y Ex Secretario General de FECODE, rafcuello@gmail.com  cel. 3153559441 – https://avizorandoblog.blogspot.com

[2] Gala, Antonio, El Don de la Palabra, página 238, Edición de Isabel Martínez Moreno, Espasa Editorial.

[3] Departamento Administrativo de Estadísticas -DANE-,  Boletín Técnico “Empleo - Desempleo”, 6 de agosto de 2020.

[4] El Tiempo, Editorial ¿Regreso a las aulas?, página 1.12, Sábado 8 de agosto de 2020.

[5] Boletín  DANE 2018 Sector Educación, Revista Signo y Pensamiento, Estudio  Universidad Javeriana

[6] Encuesta TALIS, 2018

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